por Dr. Marcel Pontón
Nuestro profesor del sexto grado nos castigó por escaparnos de su clase el día anterior. Le había prometido a algún superior darnos una lección hastiándonos de inactividad y silencio. Lo vimos bostezar y nos dio ganas de hacerlo también. Fue como si la pereza de repente nos hubiera agarrado para llenarnos con sensaciones de las que no teníamos conciencia. Luego agarró un limón y lo miró por un rato antes de cortarlo. Entonces le dio un pequeño mordisco como quien come cualquier fruta. La mueca de su cara, también nos contaminó a todos con la agrura del limón en nuestras bocas sin haber si quiera probado el cítrico en esa tarde sofocante.
Yo no aprendí la lección sino hasta hace pocos años, cuando descubrí que el profe realmente nos estaba dando una cátedra sobre las neuronas espejo.
¿Qué son las neuronas espejo?
Te reto a mirar las siguientes fotos por 5 segundos cada una (mueve el cursor sobre ellas para ver las flechas de navegación). Observa qué le ocurre a tu cara, y luego pregúntate qué es lo que sientes al ver cada foto:
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Si te preguntas por qué estás sintiendo las emociones de lo que ves, quiere decir que tus circuitos neuronales se han enganchado con las imágenes para producir una reacción. Tus neuronas espejo están trabajando.
¿Dónde están las neuronas espejo?
La neurociencia nos dice que hay varios circuitos en nuestro cerebro que se activan en respuestas mímicas. Esto ha dado un auge al estudio de la empatía en situaciones sociales. De hecho, varios estudios que exploran las experiencias vicarias de asco, dolor, recompensa y gozo (Enger y Singer, 2012), han resultado en la teoría que las mismas redes neuronales activadas en la experiencia propia, son activadas cuando la persona reacciona con neuronas espejo. El área más estudiada ha sido la reacción de empatía. Las resonancias magnéticas funcionales han demostrado que distintas regiones cerebrales se activan específicamente en actividades emocionales de empatía.
Sabemos que el centro de procesamiento de la empatía es la amígdala. Pero hay distintos elementos que modulan la empatía como la intensidad, prominencia, y significado del estímulo. El género, personalidad y ánimo del individuo también son factores que impactan la empatía, como lo es la relación entre el individuo con el objeto de la empatía (valorización del otro).
Pascal Molenbergh y colegas (2012), resumen los hallazgos de 125 estudios con neuroimágenes sobre qué áreas del cerebro tienen neuronas espejo. Como es de esperarse, distintas regiones y redes neuronales son activadas dependiendo de la respuesta desencadenada. Ellos concluyen que la actividad cerebral vicaria habilidada por las neuronas espejo se extienden más allá de las acciones para incluir las emociones y sensaciones de los demás. La siguiente imagen ofrece un mapa visual de las regiones cerebrales con neuronas espejo, y el cuadro sinóptico que lo acompaña identifica esas áreas:


Implicaciones de las neuronas espejo
Existen gran cantidad de beneficios cuando usamos nuestras neuronas espejo para ayudar a los demás. Datos científicos nos demuestran que ayudar a otros nos trae felicidad (aún desde niños), nos ayuda a bajar la presión arterial, y nos alarga la vida. Pero el ayudar también nos da un sentido de propósito y satisfacción.
Muchos estudios exploran la ausencia de la empatía en personas que han cometido crímenes, que son autistas, o que sufren de alexitimia (incapacidad de sentir). Todos demuestran un mal funcionamiento de la amigadla (una deficiencia neuronal).
Para la gran mayoría de personas, ayudar a los demás no solo es de beneficio al otro, sino también a los que lo hacen. Como dijo Jesús, “Es más feliz dar que recibir.” Así que les reto a sensibilizarse y poner atención a sus neuronas espejo.
Personalmente, he sido muy conmovido con la historia de Ivonne. Una querida amiga, madre y esposa que sufre de la Enfermedad Poliquística Renal (Polycystic Kidney Disease, PKD). Con el paso de los años los riñones y el hígado dejan de funcionar, porque literalmente son invadidos por los quistes, que los deforman y agrandan, creando presión sobre otros órganos. Siendo una enfermedad heredada, la mejor solución hasta ahora es el transplante renal. Ivonne, es una candidata al transplante renal éste año. No es ningún secreto que estamos hablando de un asunto de vida o muerte. Pero como toda enfermedad grave que afecta a una familia, nunca hay los fondos suficientes de antemano para el tratamiento requerido.
Es allí donde mis neuronas espejo me han llevado a ayudar. Tú también lo puedes hacer, si conoces su historia. Esta es la historia de Ivonne, donde encontrarás formas prácticas de ayudar.
No dejes de hacer el bien a todo el que lo merece,
cuando esté a tu alcance ayudarlo –Rey Salomón.
Texto republicado con permiso de su autor; original publicado en www.marcelponton.com.