por Maritza Partida
Ella es el pegamento que mantiene nuestra amistad unida.
Ella es como la banana a mi mantequilla de maní.
Ella es como el pan a mi mantequilla.
Ella es como la luna a las estrellas.
Ella es como la luz al Sol.
Cada una de estas cosas tendrían utilidad sin la otra.
Ella es el cuerpo vivo de una mujer que ama a Dios.
Ella es el mejor ejemplo de esposa, madre, hermana e hija que una amiga pueda tener. Corazones como el suyo son escasos, como un diamante que brilla en medio de la oscuridad. Su disposición y su ejemplo de servicio a Dios son admirables; por decir sólo algunas cosas de ella.