por Johanna Lugo
Cuando era una bebé necesité que me alimentaras y cambiaras mis pañales. Necesité sentir tu calor y escuchar tu voz para calmarme. Necesité que entendieras mis llantos y me amaras a pesar de las noches de insomnio.
Cuando era pequeñita necesité que me dijeras que morder a los demás no era algo amable de hacer y que los bichos no se comían. Necesité que me enseñaras a diferenciar los colores y a agarrar el lapiz como es debido. Necesité que fueras paciente cuando hacía un desastre y de todas maneras dejaras que mi creatividad floreciera.
Cuando era una niña necesité que me enseñaras a manejar la bicicleta y que limpiaras mis raspones cuando me caía. Necesité verte en la audiencia cuando me entregaban un premio y que gritaras por mí en los juegos de baloncesto. Necesité que me animaras a seguir tocando un instrumento y a que usara mis talentos para servir a otros.
Cuando era una adolescente necesité que me dijeras cuán hermosa era sin importar la ropa que me pusiera. Necesité que me dejaras explorar mis pasiones y remendaras mi corazón roto. Necesité que me enseñaras a respetarme a mí misma y que fuera un buen modelo a seguir para mi hermana.
Cuando era estudiante en la universidad, necesité tus recetas de cocina por escrito y que me recordaras que ese exámen no era el fin del mundo. Necesité que me dejaras explorar el mundo y me aterviera a alcanzar mis sueños. Necesité que me recordaras que debía confiar en Dios y que descansara en la seguridad de que mi futuro estaba en Sus manos.
Ahora, ya soy una adulta; la verdad es que te necesito más que nunca.
Necesito ver tu rostro sonriente y oír tu chistes cursis. Necesito escuchar tu voz cantando en la ducha y sentir tus suaves manos sobre las mías. Necesito verte saludable otra vez.
Necesito que me enseñes a ser fuerte y a no dejar que mi fe desfallezca. Necesito que sigas siendo todo lo que has sido para mí, para mi hermana, y que sigas amando a mi papá tan incodicionalmente cómo lo has hecho.
Necesito que estés en mi boda y que celebres todos nuestros logros. Necesito que me enseñes a ser una buena esposa y una mejor madre. Necesito que consientas a mis hijos y me aconsejes en las decisiones cruciales de la vida. Necesito que me digas que no debo preocuparme y que confíe que todas las cosas ayudan a bien.
Te necesito aún, mamá. Siempre te he necesitado y siempre te necesitaré.